lunes, 19 de noviembre de 2007

LISBOA, EL ENCANTO DE LA TRISTEZA


















En su momento de máximo esplendor, allá por el siglo XV, Lisboa era uno de los puertos más importantes de todo el mundo, el centro comercial de un pais que era dueño y señor de todos los mares. El gran navegante Vasco de Gama abrió paso hasta la India y fueron sus especias las que enriquecieron al imperio permitiendo construir maravillosos palacios para su propia gloria. Lisboa, con sus magníficos monumentos de época colonial sumidos en un lento pero imparable abandono, es una capital humilde y sin grandes pretensiones, una tímida invitada a esa feria que es Europa.


Pero es precisamente este espíritu decadente lo que confiere a la ciudad su encanto y atractivo. El devastador terremoto de 1744 arrasó la urbe por completo y la privó del esplendor arquitectónico de los siglos precedentes. Las únicas joyas que quedaron en pie fueron el bullicioso Barrio Alto y el recogido barrio árabe de Alfama, situados en lo alto de las dos colinas que flanquean Lisboa.

Una cosa que me produce mucha curiosidad en esta ciudad son las estrechas calles adornadas de balcones y arcadas con flores, las hermosas escaleras y patios señoriales, las columnas y fachadas pintadas en llamativos tonos para resaltar, aun más si cabe, el propio azulejo.


La belleza de estas calles reside en ese espíritu de decadencia que parece dominarlo todo. El paso del tiempo ha dejado sus huellas en las piedras y los estucados, y el aire cargado de salitre ha acabado por agrietar los azulejos. Y es que en las silenciosas horas del mediodía uno cree encontrarse en Pompeya.


Unos tranvías renqueantes, salidos de una caja de trenes de juguete, se esfuerzan por salvar las pendientes y los recodos tan característicos de esta ciudad. Reminiscencia del lejano Oeste más que transporte urbano moderno, parecen estar totalmente fuera de control, como el furgón de cola de un convoy desbocado. De noche, el eco de su paso por las estrechas calles y el reflejo de sus luces sobre las paredes es lo más parecido a la imagen de un tren fantasma.


Legados de una extravagante vanidad, la Expo 98 dejó un enorme oceanario y un modernizado metro, con utópicas estaciones que culminan en ese saltamontes gigante de hormigón y aluminio que es la estación principal y que, adivinen quien lo ha diseñado, nuestro bien conocido Calatrava.

Sobre las aguas del Tajo, el puente de la Revolución une el norte de Lisboa con el barrio más humilde de Cacilhas, situado en la orilla sur. Los protagonistas son el olor a sardinas fritas y las redes de pesca desgastadas y raídas. Más allá de su aspecto decadente, retrata uno de los centros portuarios más importantes de Europa. Desde el amanecer hasta la puesta de sol no dejan entrar ni salir ningún carguero que no adecue su velocidad al son de las campanas. A la puesta de sol, los rudos pescadores de manos curtidas por el agua y el frío entonan un fado, el himno nacional de las clases humildes. recuerdan viejos sueños de amor y pérdida de seres queridos sabiendo que, cualquier deseo, cualquier voluntad, está condenada al fracaso por la misma condición mortal del ser humano.

miércoles, 17 de octubre de 2007

BUDAPEST, LA CIUDAD APASIONADA








A ambas orillas del Danubio medio, Budapest representa una historia violenta de dos ciudades distintas. Unidas por un collar de puentes espectaculares, en el margen occidental se halla Buda, dominada por la verde y escarpada montaña del castillo de Vorhagy. En el margen oriental, más llano, se encuentra la ciudad de Pest, con los edificios del parlamento parecidos a Westminster. Buda refleja la herencia húngara de Budapest, mientras que Pest recuerda los tiempos imperiales en que la ciudad era la sede de aspecto oriental del imperio austro húngaro. Esta alianza llegó a a su fin en 1914, si bien recientemente salvó a Budapest del yugo comunista, en el verano de 1989, cuando Austria abrió las fronteras a sus viejas amigas y desapareció el Telón de Acero.

Buda se fundó en el siglo V y recibió el nombre del hermano de Atila el Huno. Los magiares, al mando de Apad, llegaron en el año 896, una fecha que se considera la de la fundación de la nación húngara y que trajo consigo una lengua extraña relacionada con el finés y considerada una “estepa” lingüística por lo monótona que resulta.

Pest (termino eslavo), por su parte, fue ocupada por alemanes, que llamaron a su hogar Ofen (“horno” en referencia a la abundancia de hornos de cal de la ciudad). La llegada de los mongoles, con su característica violencia, representó un alto en el período de desarrollo. En 1526, el reino magiar fue derrotado por los turcos y Budapest se convirtió en el puesto avanzado más occidental del Imperio otomano, un legado al que pertenecen los populares baños de la colina Gellert.

Después de la revolución de 1848, el kaiser de la monarquía dual (bautizado como KyK) intentó reimponer la autoridad austríaca con una nueva arquitectura imperial. La ciudadela de Buda estaba fortificada según los cánones Habsburgo, y Pest contaba con el Gran Bulevar, una plaza dedicada a los héroes y avenidas flanqueadas por árboles al modo parisino. Las dos ciudades se unieron por primera vez en 1873 mediante la robusta elegancia del puente de las Cadenas.

Las iglesias, los bastiones, las plazas y las fortificaciones de Buda parecen antiguas, pero, en realidad, se reconstruyeron después del devastador asedio nazi de 1944. Este fue el comienzo de los años más oscuros de Budapest, cuando la ciudad se encontró “bajo el culo de una rana en una mina de carbón”, como dirían los húngaros. El partido comunista instalo en el poder a Matyas Rakosi, y el país se convirtió en el “pequeño Stalin· mientras continuaban las persecuciones nazis. En 1956, los tanques soviéticos salieron a la calle para sofocar la revolución desatada por las políticas liberales del sucesor de Rakosi, Imre Nagy.

Budapest siempre conservó una forma de socialismo goulash más abierto que le hizo ganarse las simpatías de Occidente. Fue la ciudad más animada y escandalosa del bloque del Este (la potenciación de la prostitución le dio una fama sórdida, así como el apelativo de “la Bangkok de Europa”). Con esta colorida exuberancia, grandes músicos y la herencia imperial de su arquitectura y sus famosos jinetes húsares, Budapest desprende un aire de sofísticación fin de siecle. A diferencia de la delicada Praga o de la oprimida Bratislava, Budapest es la capital apasionada de Europa Central.

Y tan apasionada es que entre sus oriundos más famosos destaca Zsa Zsa Gabor (apasionada por el cine), George Soros (apasionado por el dinero) y Ilona Staller, alias Cicciolina (Apasionada por... por...).


“Budapest es la ciudad más encantadora del Danubio. Tiene un modo muy astuto de ser su propio escenario, como Viena, pero también posee una sustancia robusta y una vitalidad que desconoce su rival austríaca”.

lunes, 17 de septiembre de 2007

OSLO, LA FUERZA DE UNA NATURALEZA EN ESTADO PURO






























La imagen de Munch de una figura solitaria de espaldas a una puesta de sol turbulenta, con la boca completamente abierta y las manos a ambos lados de unas abultadas sienes, constituye una de las pinturas más conocidas del mundo. Sin embargo, el Oslo de hoy seria irreconocible para el artista al que inspiró tanta angustia. El grito (ya recuperada tras su robo en 1994) podría simbolizar la alienación y el aislamiento de la vida moderna, aunque para Munich representaba una reacción contra un Oslo decimonónico, superpoblado y plagado de una miseria dickensiana de alcantarillas abiertas y tuberculosis. Según los rumores, el pintor estuvo bebiendo antes de tener su visión apocalíptica. Yo dudo de que sólo fuera el beber el que le provocó esta genial pintura.

En la actualidad, Oslo es un modelo de limpieza, prosperidad y eficacia, tan limpio como el sonido del piano de Keith Jarret en una de sus sesiones grabadas en la ciudad. Las personas que se aburren con facilidad y que gustan de las ciudades estimulantes y dinámicas, pueden acabar entendiendo lo que vió Munch.


Lo cierto es que los noruegos son naturistas por naturaleza, y no constructores de ciudades: son grandes amantes de la naturaleza y del nudismo. Oslo está rodeada de bosques, lagos y montañas que atraen de forma constante e irresistible a sus ciudadanos. En los largos días de verano, la ciudad prácticamente se vacía, y como actividades preferidas se dan unos paseos y se charla sin ropa. Durante el largo y oscuro invierno, los habitantes de Oslo disfrutan de las íntimas y despreocupadas tardes en las que se bebe, se esquía y se práctica algo tan típico en la zona como los saltos de esquí. Allí se ensalza la figura del trampolín de Holmenkollen, construido para los Juegos Olímpicos de 1952, y que es uno de los monumentos más extraños del horizonte de Oslo. El propio fiordo de Oslo está lleno de islas a las que los hombres de negocios se retiran durante el fin de semana o en las que se celebran reuniones tras las cuales puede sellar la firma de un contrato con un rápido baño en cueros.


Hasta que Noruega consiguió la independencia, Oslo fue una pequeña ciudad provinciana llamada Cristiana que se encontraba situado en los límites del imperio escandinavo y estaba dominada por Estocolmo. Aunque esta última domine el diseño de interiores más vanguardista, Oslo, la más pequeña de las capitales de Escandinavia, es hoy también la ciudad más activa.



A pesar de las actitudes un tanto calvinistas de los habitantes de Oslo hacia la venta y el elevado precio del alcohol (cosa que pudimos comprobar en nuestro viaje), poseen una mentalidad vikinga, amante de la diversión, de Thors robustos y Hildegaards rubias. En la puerta de Kart Johan, la calle más famosa de Oslo cuyo nombre procede del rey del siglo XVIII y que fue lugar de encuentro de una comunidad artística que incluía a Munch, Visen, Grieg y compañía, hay bares y locales nocturnos llenos de vida (aunque sirven cerveza sin alcohol). El recuerdo de las excelentes credenciales de navegación de los noruegos está al alcance de la mano en un puñado de museos que acogen el Kon-Tiki, el Fram (el barco polar de Scansen) y ejemplos de las embarcaciones que dominaron y aterrorizaron los mares y, según algunos, que descubrieron América. Resulta extraño imaginar a esta raza de rudos guerreros de barbas rojas convertidos, tras unos cuantos siglos, en una nación discreta, sinónimo de pacifismo escandinavo. En el interior de la funcionalidad democrática del Radhus (ayuntamiento) se entrega cada año el premio nobel de la paz. Y si queremos finalizar el viaje en un precioso lugar no debemos perdernos sus monumentales fiordos. Puedes relajarte en un paseo en barco por esas montañas que miran con la altivez de saberse mayores que tu y con la contemplación de la naturaleza en estado puro.




En definitiva, un país cuyo bien más preciado es la naturaleza y al que, cuando nuestro stress este llegando a cotas máximas, podemos visitar para obtener de el toda su hermosura y paz.

jueves, 23 de agosto de 2007

L´ARIEGE NO QUIERE LAS MISAS DE PARIS. VIVAN LOS CÁTAROS!!!!

































Situado entre Toulose y Andorra, el departamento del Ariège es, sin ningún lugar a dudas, una de las regiones menos conocidas del país vecino. Y ese detalle es el que le da todo su encanto. Uno descubre que la mejor forma de viajar por los países es utilizando los cinco sentidos. La vista es la que principalmente se lleva la mejor parte; con el olfato y el tacto despertamos sensaciones casi ocultas; los sonidos son parte de la banda sonora de nuestro viaje y, finalmente, con el gusto obtenemos un mundo de sabores nuevos.En esta región, debemos ponerlos todos en activo ya que si no lo hacemos, corremos el riesgo de perdernos un festival de emociones que son indescriptibles.

L´Ariege es una de esas regiones casi ocultas para la gente ya que siempre se relaciona el turismo de Francia con París. Es por ello que esta región nunca ha olvidado su historia. Podemos comenzar nuestro viaje en las cuevas de Niaux donde, en un divertido paseo, observaremos como vivían los hombres prehistóricos en sus cuevas. En el recorrido se puede aprender en diversos talleres como se hacia fuego, como se cazaba, o incluso, podemos coger unos pinceles para pintar en las paredes de una cueva improvisada. El paseo es, a la vez que didáctico, muy interesante. La excursión acaba en un museo donde se muestran objetos de la vida cotidiana de nuestros antepasados.

Si avanzamos un poco más en la historia podemos visitar el castillo de Foix. Este castillo sirvió de guarnición y de prisión hasta el 1864. Hay una cosa muy curiosa que debemos observar y es que dentro de sus paredes hay inscripciones de los presos en las rocas. Allí veremos mensajes esculpidos en muchas horas de tedio. Podemos ver algún escrito como "Jean Pierre 1740 soy inocente", o "aquí habitó un prisionero de Roger". Los siglos IX y X fueron un período salvaje en el que las invasiones normanda, árabe, germánica y hungara destruirán el arte carolingio y la organización del imperio de Carlomagno.

Y continuando en la edad media podemos hablar de los Cátaros, ese movimiento religioso tan misterioso y que tanta tinta vertida ha provocado. Los cátaros, también gritados "Los Hombres Buenos" arraigaron en Occidente, y de modo particular en las tierra de Occitania, al sur de Francia.La amenaza que representaban contra la Iglesia Católica de aquellas fechas, fue una excusa para tratarlos como herejes y rebeldes sociales, i de esta forma juntarse por intereses la Iglesia y el Estado y exterminarlos.






Cuando los enigmas son quemados en las hogueras de la Inquisición, siempre quedan "cenizas" que pueden prender y dar forma a una apasionada historia de unos hombres, justos, buenos, piadosos, trabajadores y honestos, que en un momento dado de la historia, dieran muestras de ser heroicos valientes. Todo lo que predicaban en el acto lo llevaban a la practica, no amparándose nunca en el razonamiento hipócrita de " haz el que yo te digo, pero no el que yo hago" tan común en muchos sacerdotes.






Otra de sus virtudes era que a diferencia de los clérigos, trabajaban y no vivían de la caridad. Aceptaban donaciones pero inmediatamente eran utilizadas en servicios a la comunidad, reparando las casas de los pobres, los almiares, construyendo pozos artesianos, etc. todo eso contribuye a la terrible persecución que fueron objeto y a su posterior aniquilación.
Esta cruzada fue una gran ocasión que se le brindó a la monarquía francesa del Norte para ocupar las tierras del Sur, más rico y civilizado. Esta violencia contra los cátaros continuó años más tarde con los procedimientos empleados por la Inquisición y las posteriores hogueras colectivas ordenadas por los distintos brazos temporales de la Iglesia de Roma, para acabar con "gente indeseable y molesta".






Hay que comentar que hay una ruta de los cátaros que se desarrolla en los pueblos donde iban pasando. Como los pirineos no eran demasiado altos y ellos caminaban la increíble cantidad de 80 km al día, fueron hacia el norte de la actual Cataluña. Más curioso aún es que no comían nunca carne y que no mantenían relaciones sexuales, por lo que ellos podían "convencer" pero no de padres a hijos.






La tradición ocultista asegura que la noche antes de que cayera Montsegur, castillo que podemos visitar en esta región, se descolgaron cuatro hombres de la fortaleza para poner fuera de peligro El Tesoro Cátaro. ¿Qué era, en realidad este " tesoro"? Nadie, por supuesto, lo sabe. La mayoría de los comentaristas imaginó que lo que se puso fuera de peligro era la " Sangre Real" de Jesús. No es coincidencia que el mito del Grial se incorporara a la naciente literatura europea a partir del exterminio cátaro.






Nuestra visita a Ariege no puede dejar de lado nuestro gusto. La gastronomía francesa es reconocida mundialmente y los diferentes restaurantes son una muestra de ello. Un solo matiz quiero comentar. Los cocineros se toman con mucha responsabilidad el ofrecer una carta cocinada con los productos de la tierra y han creado una especie de Club de los Sabores donde dan premios a las mejores recetas.
En Ariege, nuestros sentidos se abrirán para que entren nuevas sensaciones, tan frescas como la naturaleza que envuelve esta preciosa región.