lunes, 30 de junio de 2008

CRACOVIA, CIUDAD REAL DE POLONIA (II)









El centro histórico de Cracovia, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1978, está dividido en tres zonas diferenciadas: la colina de Wawel, la ciudad medieval de Cracovia y el núcleo medieval de Kazimierz.

En el centro de Cracovia está laRynek Glówny , plaza mayor o plaza del mercado (ya que posee un mercado de planta rectangular en medio), de gran tamaño para su fecha de construcción y numerosas iglesias como la basílica a María Santísima (Kościół Mariacki) con dos torres desiguales, la Iglesia de San Wojciech y otros tesoros nacionales como Sukiennice (que es un mercado de telas y tallas que aloja también diversas tiendas, restaurantes pero también el Museo nacional de arte de Cracovia). Dice la leyenda que en la torre más alta de la iglesia vivía un guardián en el siglo XIII que avisó de la invasión tártara con su trompeta. Cuando sonaba la voz de alerta, una flecha atravesó su cuello y paró bruscamente. Hoy podemos ver al trompetista desde una pequeñas ventana tocando la misma melodía y como, posteriormente, para en seco de tocar dejándola sin terminar como marca la tradición. Antes se marcaban las horas del trabajo, de la comida o del dormir con el sonido de la trompeta. Otra leyenda cuenta que las palomas de esta plaza son los soldados del príncipe Probus convertidos por una bruja ya que éste, el príncipe que pidió dinero a Roma para poder unificar Polonia, lo utilizó con otros fines menos dignos y mucho más lujuriosos. Hoy en día, los soldados convertidos en palomas aún esperan que su príncipe los devuelva a su anterior estado.

Siguiendo nuestro paseo nos encontramos con la animada calle Florienska, centro magnético de la plaza. Fijaros bien en la cafetería de Jana Michalika. Tiene una decoración art noveau exquisita y se dice que los artistas pagaban el café con los dibujos que allí mismo creaban. Curioso, ¿Verdad?. Casi al final de esta calle se encuentra también la Barbacana que es la torre de defensa que formaba parte de una red de fortificaciones que circundaban la ciudad. Ayudaba en la protección también el Vistula y los lodazales que se formaban. Sólo hay tres en el mundo.

La colina de Wawel (significa territorio elevado en antigua lengua eslava) es el sitio más importante de todos los habitantes de Cracovia y base de la historia polaca. Fue como una "Meca" que todos, una vez en la vida, tenían y tienen que visitar. Si nos fijamos bien, en la entrada a la catedral se ven unos huesos grandes que son, según dice la leyenda, los de un dragón. Este animal mitológico se comía las doncellas y hubo un zapatero llamado Skuba quien preparó un brebaje de azufre para dárselo al dragón. Como el azufre le daba tanta sed, comenzó a beber agua hasta que finalmente reventó. A las orillas del Vistula podemos encontrar una estatua del dragón y podemos observar como expulsa fuego por la boca rememorando la leyenda. En el pórtico de la catedral se exponen los "supuestos" huesos del dragón. Hoy en día se sabe que son huesos de mamut, ballena y rinoceronte de la época glacial.

Al sur de la ciudad, fuera de Planty (el anillo verde que rodea la ciudad antigua y que sigue la línea de su foso medieval), nos encontramos con el antiguo gueto judío. Aquí se refugiaron todos los judíos que fueron expulsados de la ciudad en siglo XV y donde, hace escasos años, se rodó la película la lista de Schindler, cuya fabrica podemos visitar en el número 4 de la calle Lipowa, en el distrito de Podgorze. Este empresario conspiró para salvar a un grupo de judíos de la deportación al cercano campo de Plaszow, al oeste; mientras, a sólo 60 kilómetros del centro de una bonita urbe rejuvenecida, resplandeciente y despreocupada, con cultura y prosperidad, se encuentra una ciudad llamada Oswiecim, más conocida por su nombre alemán: Auschwitcz. Dedicaré otro artículo a contar lo que se puede sentir ante una de las mayores tragedias que se han realizado en nuestra historia más reciente.

Subiendo a las montañas, podemos visitar un bonito y pintoresco pueblo de visita obligatoria llamado Zakopane. En el camino entre Cracovia y Zakopane se pueden visitar iglesias hechas de madera que tienen un encanto especial. También aconsejo visitar el cementerio ya que la forma y diseño de las tumbas es curioso. El motivo que más se repite en ellas es el Jesucristo afligido. Motivo que aparece por primera vez en un cuadro de Alberto Durero y que no sirve para contar (como el vía crucis, el juicio) sino para pensar y reflexionar.

La gastronomía en Polonia es interesante sobre todo por sus sopas (entre las que destaca la sopa Zurek).Las sopas se crean con miles de combinaciones posibles entre carne y verdura. Toda una experiencia sensitiva que no debemos de dejar pasar. También, si estáis en Zakopane, probad el té montañés y el queso Oscypek con sabor ahumado. Sigamos nuestro viaje hasta Varsovia, capital actual de Polonia y ciudad totalmente reconstruida debido a la guerra.

martes, 3 de junio de 2008

CRACOVIA, CIUDAD REAL DE POLONIA (I)











Cracovia (Kraków en polaco) fue el reino de la capital del país durante 500 años, concretamente, entre los siglos XI y XVI. A diferencia de otras ciudades importantes pero con menos suerte, como Varsovia o Gdansk, Cracovia salvó su patrimonio durante la Segunda Guerra Mundial ya que los nazis evacuaron el lugar sin destruirlo y gracias a ello todas sus bellezas indiscutibles tienen la ventaja de ser originales. Por eso, muchos polacos llaman a Cracovia la madre del alma histórica de su nación.


Aquí creció Karol Wojtyla, conocido como Juan Pablo II y a quien los polacos tienen verdadera admiración. Una guía nos contó que su hijo, viendo la televisión, dijo que "ese( refiriéndose a Ratzinger) era el nuevo, pero que Juan Pablo era el nuestro". Fue trabajador en una fábrica durante la Segunda Guerra Mundial y, estudiando en el seminario clandestino y protegido por el cardenal de Cracovia, se ordenó sacerdote en la catedral de Wawel. Hay una famosa ventana desde donde se dirigía a la población y donde se depositan hoy en día rosas y velas en su memoria. Decía, de modo anecdótico, que ser Papa en Roma era difícil pero en Cracovia es imposible porque siempre estaría en "su" ventana. La religión en Polonia es mayoritariamente católica y muy seguida por los polacos ya que allí la Iglesia tiene mucha presencia (hay 130 iglesias en Cracovia y cada cuarto de hora comienza una misa). La iglesia, en este país, siempre ha estado apoyando al pueblo y no al "stablishment". Recientemente ayudaron a los judíos con partidas de bautismo falsas o escondiéndoles en sus conventos cuando se produjo la ocupación nazi o bien defendiéndo al pueblo polaco de los comunistas invasores, salvando así la identidad polaca de la germanización o la rusificación. Ya en 1572, el rey Segismundo procedente de Francia tuvo que aceptar el cristianismo porque la iglesia era ya entonces una institución fuerte y consolidada, aunque muchos nobles fueran protestantes. Este mismo rey dijo que "no era rey de sus almas" y de ahí el principio de tolerancia que motivó la aceptación de los judíos que repudiaban en otros países. También se descubrieron los primeros baños en los castillos polacos y no en la civilizada Francia. Cuando los "estirados" franceses decían "borracho como un polaco", estos contestaban "sucio como un francés".


La historia de Polonia es una constante de conflictos y ha hecho forjar un carácter guerrero en sus habitantes ya que su situación socio y geopolítica hacía que estuviera en el centro de todas las confrontaciones. Hay un dicho que explica que "Dios creó a Polonia entre alemanes y rusos para que no se aburriera el pueblo polaco". En 1794 se reparte Polonia entre Prusia Austria y Rusia y entonces se decide apoyar a Napoleón para que les libere de la opresión de estos países. Se dice que la famosa batalla de Somosierra en España fue ganada por el ejército napoleónico polaco.

Si después de estas primeras reflexiones y anécdotas históricas decidimos visitar Cracovia, nada mejor que comenzar por el centro donde nos espera su Catedral real, con su capilla renacentista de cúpula dorada, y el castillo de Wawel, donde una dinastía de reyes polacos celebró sus coronaciones y ocupó el trono. Bajo su reinado, estos reyes hicieron que Cracovia se convirtiera en uno de los centros artísticos de Europa, adonde acudían artesanos para dorar sus iglesias católicas con su pan de oro. La plaza mayor del mercado es la plaza medieval más grande de toda Europa. Parémonos aquí a tomar unas Zywrec (cerveza polaca) y digamos "Nas Drovia" como un polaco más.