miércoles, 6 de febrero de 2008

GIRONA, ESENCIA MEDIEVAL (I)













Lo primero que he de decir sobre esta ciudad es que su belleza provinciana la hace una ciudad entrañable, como esas ciudades en las que descubres más esencia y autentiticidad que en las grandes ciudades cosmopolitas. Gerunda se llamó mientras pasaba la vía Heraclia, luego vía Augusta. Se formó siendo un campamento romano en forma de triangulo, no como todas las ciudades romanas que son en su base rectangulares. Posteriormente pasaron por sus calles los visigodos y árabes hasta que en el siglo VIII entraron los francos y Carlomagno para que Girona formara parte de la Marca Hispánica. Después de los Carolingios se crean condados que poco a poco se van integrando en el gran condado de Barcelona. En 1492 se abre una nueva ruta a América no pudiendo participar la Corona de Aragón ya que lo tenia todo en el mediterráneo. Las centurias van pasando por sus calles y van dejando, como el Onyar, un rico legado cultural que la hacen convertirse en 1883 en capital de provincia y ser la primera ciudad de España con red eléctrica cuando llega la industrialización. Poco a poco, Girona va absorbiendo municipios vecinos surgiendo la ciudad que hoy podemos contemplar, remozada y embellecida con indiscutible acierto.

Paseo por Girona

En su geografía es curioso que siendo un primigenio triangulo la bañen cuatro ríos como son el Onyar, Güell y Galligants con el Ter. Es el primero el que atraviesa todo el casco urbano dejando a la izquierda la ciudad nueva, de escaso atractivo turístico. Una vuelta por su casco antigua nos hará descubrir una verdadera joya arquitectónico-urbanística; un notable conjunto monumental con calles estrechas y pintorescas, a menudo en pendiente, a cuyos lados se alinean nobles casonas. Si visitamos la ciudad podemos tener la impresión que nos trasladamos a la Edad Media ya que todas las calles tienen nombre de antiguos gremios, o mejor dicho de sus productos, como la calle del “pa” o del “oli”, incluso de “les olles”. En el número 19 de la calle Ciutadans, principal arteria de la ciudad, se encuentra la Fontana d´Or, un edificio románico gótico muy bien restaurado en fechas recientes y que en la actualidad esta habilitado como centro cultural. Tiene una fachada románica en la calle Ciutadans y otra gótica que da a la calle “Ferreries Velles”. Como buena ciudad catalana la rambla de la Llibertat es el paseo más popular y animado de la ciudad, con elegantes casonas y una bella arboleda que cobija una sucesión de bares y terrazas.
Si por curiosidad nos acercamos a una de estas arquivoltas y miramos hacia arriba descubriremos un mapa que todo el mundo piensa que es de Girona. Nada más lejos de la realidad. Se trata de la ciudad de Paris y esta ahí porque antes había una perfumería.
También curioso es que la plaza dels "raïms” está considerada por algunos como la plaza más pequeña del mundo. Y si de datos curiosos hablamos, diremos que fue aquí donde se rodó algunas de las mejores secuencias de la película “Soldados de Salamina” o bien, la archipremiada “El Perfume”.
Este paseo poco a poco nos va llevando por cuestas que nos descubren rincones totalmente sorprendentes como la plaza de Sant Doménech, donde está un convento del mismo nombre que posee una iglesia gótica de una sola nave, construida en el siglo XVI, y claustro de dos pisos, el inferior renacentista y el superior de época más tardía. Ceca de la zona de Sant Doménech se encuentra la antigua judería (el call) cuyo origen era uno de los más grandes asentamientos judíos de la edad media. Por la calle de la Força, que sigue el trazado de la antigua vía Augusta romana, llegaremos hasta la catedral. Pero bien vale que nos detengamos en esta estrecha calle y la descubramos en todo su esplendor, para posteriormente dirigirnos a la Catedral con la segunda nave más ancha del mundo después de San Pedro. ¡Todo un descubrimiento!


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