jueves, 7 de enero de 2010

LA TOSCANA... LA MAGIA DE "MI" REGIÓN PREFERIDA

Hay destinos a los que se debe repetir visita dos o más veces en la vida. En muchos de los artículos anteriores, queria trasladaros mi pasión por los paisajes, los países, la gastronomía o la cultura. Esta vez quiero que conozcamos una de las regiones que siempre tengo pendiente en mis conversaciones “viajeras”…


LA TOSCANA.

La verdad es que si pudiera trasladar a un papel todo lo que siento por esta región italiana, o bien no habría arboles en el mundo para escribir sobre su belleza o bien, sería totalmente inútil el tratar de transportaros a una tierra que destila tantos y tantos sentimientos para mi. Hay muy pocas regiones en el mundo donde se puede observar tanto arte por metro cuadrado y tanta creación de belleza. Como el buen perfume, que conserva su esencia en frasco pequeño, la Toscana es para degustarla con pasión artística y en pequeñas dosis.

Vamos a comenzar nuestro viaje en la ciudad de Pisa. Más alla de la famosa torre inclinada, esta ciudad ofrece muchas maravillas que conviene conocer. Fue fundada por los etruscos y posteriormente se alió con Roma. Durante la Edad Media, fue una de las 4 republicas marineras (a añadir Genova, Venecia y Amancia) y desarrolló un importante comercio a través de su puerto.

Si algo es reconocido en el mundo entero como el símbolo italiano por excelencia, esa es la torre de Pisa. Sus poco más de 55 metros de altura, casi 15.000 toneladas de peso y un total de 294 escalones la hacen una torre sin más. Bella, pero no única. Lo que la hace inigualable es que está desviada sobre su eje central debido a las tierras de aluvión sobre la que se sustenta. La primera vez que se contempla el Campanile (Torre inclinada) aconsejo que se haga desde el arco de la Porta Santa Maria, conocida como la Porta Nuova. Cuando brilla el sol su blancura deslumbra; cuando llueve, reluce. Se dice que Galileo Galilei, pisano de nacimiento y enterrado en Florencia, tiraba objetos desde lo más alto para descubrir la gravedad de los cuerpos.

La Torre de Pisa se integra en el Campo dei Miracoli (Campo de los Milagros) junto al Duomo (Catedral) y el Baptisterio. Una fusión de elementos artísticos que hay contemplar, al menos, una vez en la vida. El estilo románico pisano ya define la mezcolanza de lineas artísticas que se dieron cita en la construcción de estos monumentos. En el Duomo podemos ver arcadas ciegas o mosaicos en el interior que muestran una fuerte influencia bizantina, mientras que los arcos apuntados indican la influencia islámica. Magnífico el pulpito de Giovanni Pisano, que sufrió desperfectos en un incendio, aunque fue restaurado en 1926. Cinco detallados relieves muestran escenas del nacimiento de Juan Bautista, la vida de Cristo y el Juicio Final.

En todo el recinto podemos ilustrarnos también con las leyendas que toda obra artística debe poseer. En la parte derecha del Duomo hay una especie de “arañazos” causados, dícese, por el diablo al soportar con envidia la belleza de lo que se estaba construyendo.

Hay otra cuestión que me tiene intrigado ya que no supe porque en el elaborado púlpito, obra de Giovanni Pisano, que esta en el Baptisterio y que se soporta sobre los lomos de leones, hay uno que tiene tetas. Si tiene tetas es leona. Si es leona no tiene melena. Si algun avezado lector lo sabe o sabe el porque, sólo podría hacer dos cosas. Presuponiendo bonhomia, me escribiría para matar mi curiosidad o bien hacerse rico escribiendo un libro de mensajes cifrados desde el más allá a lo Codigo Da Vinci.

La ciudad de Pisa bien merece otra visita ya que se le debe como mínimo otro dia para realizarla. Ahora toca parar nuestras piernas y activar nuestro apetito. La gastronomía pisana es mediterránea por naturaleza. Permítanme aconsejar el restaurante Colonino (Ragu pisano con Ravioli Ricota, Cordero de Pomerangie, Vino Sabiniano de Casanova, Flan de Formagio...) y, sobre todo, porque podemos estar comiendo y observando unas ruinas etruscas al lado. Increible.

Hay un buena práctica gastronómica que es el “cesto pisano”. Se agrupan todos los productos típicos (vinos, quesos...) bajo este nombre para que cuando visitemos algun restaurante sepamos que lo que comemos es “de la tierra”. Me encantó la anecdota del cocinero cuando le pregunté cuanto tiempo llevaba viviendo en Pisa, siendo él de Milan. La respuesta fue “Mas o menos... 30 kilos”. Eso denota que la gastronomia es un punto importante en esta ciudad.

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